Rómpeme el corazón

Quiero que me rompas el corazón.
Hazme creer que el amor vale la pena,
que los días soleados no son nada si no los pasamos juntos.
Finge que me quieres y que por mí harías cualquier cosa.
Mándame mensajes de buenos días, buenas tardes o buenas noches. El que más prefieras.
O mejor mándame los tres.
Dime que me extrañas cuando no estoy a tu lado y que preferirías morir a pasar días enteros sin mí.
Pregúntame sobre mi vida y hazme creer que te interesa, que de verdad te importa la primera vez que lloré por una pelea con mi mejor amigo; cuando creí que ya no habría solución y que nuestra amistad terminaría para siempre. Cuando lloré toda la madrugada porque no tenía con quien hablar sobre lo que ahora te cuento a ti. Deja que te hable sobre mis gustos culposos, mis manías extrañas o mis inseguridades de media noche.
Dime que sí hay una solución y juega con la poca confianza que aún me queda.
Hazme creer que las historias con finales felices existen.
Que nuestra historia es una de ellas.
Enamórame con todo tu repertorio de poemas, chistes, juegos, sonrisas y miradas.
Dame uno, dos, tres besos tiernos... de esos que sólo tú sabes dar.
Y después vete.
Vete sin siquiera decir adiós, sin mirar atrás.
Huye como quien corre lejos de algún problema.
No dejes ni una carta de despedida, ni le digas a nuestros amigos el por qué de tu partida.
Sólo vete.
Haz lo que siempre acostumbras hacer cuando la situación te aburre y quieres cortar todo de golpe.
Vete sin explicar qué fue lo que salió mal, qué fue lo que yo hice para cansarte, para aburrirte... para que ni siquiera mereciera una despedida.
Vete como sueles hacerlo cada vez que las cosas se ponen serias. Como cuando ya sabes que esto debe pasar a un siguiente nivel.
Porque, después de saber que siempre tiendes a irte, lo único que quiero es que me rompas el corazón.
-R. Lizbeth.

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